jueves, 15 de abril de 2010

Hachikō, el perro fiel



Bueno... después de llevar varios días (por no decir meses) desaparecida... hoy voy a hablar de la historia de Hachikō que a mí me llegó al corazón. Hace tiempo la leí en una de mis búsquedas incansables sobre la cultura japonesa, y recientemente por fin pude ver la versión americana de la historia...



Hachikō un perro de la raza Akita (me encantan) nació en Odate (Prefectura de Akita, Japón) allá por el año 1923. En 1924 fue trasladado a Tokio por su amo (profesor de agricultura en la Universidad de Tokio), pasando dos días viajando en un tren desde la estación de la prefectura de Akita hasta la estación de Shibuya encerrado en una caja de cartón... Cuando llegaron pensaban que el perro estaba muerto. Ya en su casa el amo le ofreció un vaso de leche al perro consiguiendo así reanimarlo, lo recogió en sus brazos y notó que el perro tenía las patas delanteras torcidas y de ahí vino su nombre Hachi (ocho en japonés) por la similitud con el Kanji (letra japonesa) que sirve para representar al número ocho (ハ).(Copiado directamente de wikipedia)
Hachikō iba destinado a la hija del profesor, pero al casarse pronto por quedar embarazada se marchó a la casa de los padres de su esposo, por lo que Hachi iba a ser regalado... Pero el profesor se encariño tanto con él que se lo quedó.

Pensareis que esto no tiene nada de especial... ni de entrañable... un perro, su amo... como cualquier relación dueño mascota. Pues no...

El profesor todos los días que iba al trabajo era despedido por Hachi en la puerta de su casa, pero Hachi lo acompañaba hasta la estación de Shibuya donde Hachi esperaba la llegada del profesor. Por lo que pronto la imagen del profesor y el perro era reconocida en toda la estación, y la historia comentada por los alrededores. Uno de estos días el profesor estaba delicado de salud y sufrió un ataque cardíaco en la universidad falleciendo en 1925 y no llegó nunca más de regreso a la estación donde Hachi lo esperaba. Hachi continuó visitando cada día la estación para esperar al profesor, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y así continuó durante los siguientes diez años que transcurrieron hasta su propia muerte.




Esa devoción que tenía Hachi hacia su amo conmovió a todo el que lo rodeaba por eso lo apodaron el perro fiel. En abril de 1934, los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru Ando, un famoso escultor japonés para que construyera una estatua de bronce que fue erigida en su honor en la estación de Shibuya, el propio Hachikō estuvo presente el día que se presentó la estatua. La estatua fue reutilizada a causa de la Segunda Guerra Mundial, pero se erigió otra estatua en agosto de 1947, que aún permanece y es un lugar de encuentro extremadamente popular, tanto que en ocasiones la aglomeración de gente dificulta el encuentro.

Hachi falleció de muerte natural en 1935. Sus restos reponsan al lado de su mejor amigo y al que pasara lo que pasara siempre esperaría para darle su mejor recibimiento, el Profesor. Hachi siempre será recordado.




La historia de Hachi ha sido contada en la gran pantalla en dos ocasiones la primera en 1987 en una película titulada Hachikō monogatari y la segunda en 2009 Siempre a tu lado, Hachiko.

Para terminar solo quiero decir que yo tengo un perrita como mascota... hay veces que lo único que le falta es hablar porque por lo demás es como una persona... mi más fiel amiga, llego del trabajo y está esperandome en el balcón de mi casa toco a la puerta y ella a corrido para estar recibiendome, sabe cuando estoy enferma o no (para jugar poder jugar con ella o no) si estoy llorando viene corriendo y apoya su patita en mi para consolarme... cuando estuve en el hospital pasó una semana sin levantarse de su cama y sin apenas comer (y prometo que comer es lo que más le gusta en el mundo) de la pena que tenía.

Son amigos que por mucho que pase el tiempo... nunca abandonan a las personas que quieren cuando de verdad son queridos.